fbpx

¿Cuántas misiones llevas?

La primera pregunta que me hacen cuando digo que soy voluntaria en misiones de CADENA, es: ¿cuántas llevas?
Curiosa pregunta, ¿por qué no me preguntan cuántas despensas, cobijas, abrazos, sonrisas, ropa, etc. he entregado? ¿Cuántas bendiciones he recibido?

Ir a una misión es poner ante todo las necesidades de otro. Es regalar un poco de nuestro tiempo y nuestro corazón a alguien que no conocemos. Es darlo todo hasta desaparecer y convertirnos en la ayuda misma. Es agradecer a nuestro país lo mucho que nos ha dado.

Una misión se desarrolla entre donadores, profesionales, voluntarios, transportistas, aliados, bodegueros. Hay que cargar, subir, bajar, ir, regresar, mandar. Pasar por sol, frío, calor, lluvia. Son horas y horas de tiempo invertido para que la ayuda llegue, mano a mano, a quien lo necesita.

Ir a una misión es compartir con otros voluntarios experiencias que duelen, que rasgan el alma; es no poder contener las lágrimas llorar, abrazar a alguien que necesita de tu calidez, es hacer una nueva familia.

Cada misión tiene algo especial y mágico, en cada una aprendo algo nuevo, recibo mucho más de lo que doy; porque cada sonrisa, cada bendición, cada lágrima, cada mano estrechada y cada abrazo colman mi propia vida de agradecimientos.

Después de una misión uno quiere regresar y abrazar a los suyos; agradecer por todo lo que tenemos: un techo, una cama caliente, un plato de comida y una familia…
Y tú, ¿a cuántas misiones has ido?

Mónica Lewinsohn, Jefa de Misiones