En CADENA estamos comprometidos con todos aquellos que, debido al odio étnico, la pobreza y la violencia, tienen que abandonar su hogar. Por eso realizamos misiones para atender a refugiados sirios, donamos maquinaria médica al campo de refugiados Kakuma, que asiste a los desplazados por la guerra de Sudán del Sur en el norte de Kenia y apoyamos con víveres básicos a los migrantes de Centroamérica y de Venezuela.
Atendimos a personas como Karina, una madre de 19 años que huyó de la violencia de una pandilla Hondureña peligrosa, a la cual pertenecía su marido, sin avisarle a nadie, ni siquiera a sus padres. O Carlos, un guatemalteco de 58 años que había ya realizado el viaje a los Estados Unidos antes y se había asentado en Tijuana, donde ahora tiene su familia.
Como organización judía nos sentimos íntimamente conectados con el destino exiliado, del inmigrante y del refugiado. Según la ONU: “En 2019, el número de migrantes alcanzó la cifra de 272 millones, 51 millones más que en 2010. Los migrantes internacionales comprenden un 3,5% de la población mundial, cifra que continúa en tendencia ascendente comparándola con el 2,8% de 2000 y el 2,3% de 1980. “
En este mundo en movimiento hay que recordar que los migrantes no están solos. CADENA es la mano extendida. Una pequeña luz que ilumina el camino de estos nuevos éxodos.