Realizamos una intervención humanitaria en Malawi gracias a un gran equipo formado por humanitarios de distintos países que dio lo mejor de sí mismo. El equipo estuvo conformado por Steffi como líder humanitaria desde la oficina de Argentina, Klass fungió como co-líder de la intervención y director de la oficina de Sudáfrica, y Jordan Leppan como nuestro doctor.
A través de CADENA International entregamos en Chikwawa y Nsanje 100 lámparas solares, 300 filtros de agua y juguetes para lxs niñxs. Al mismo tiempo, les dimos la oportunidad de tener consultas médicas generales e intervenciones de crisis. De esta manera, logramos ayudar a aproximadamente 6,000 personas. En CADENA, seguimos otorgando ayuda de mano en mano.
https://cadena.ngo/wp-content/uploads/2022/02/272952703_4926591694054737_1286673808952040040_n.jpeg10801080Editorhttps://static.cadena.ngo/images/logo-cadena.pngEditor2022-02-16 13:00:082022-02-16 13:01:09Intervención humanitaria en Malawi: CADENA International
Hace unos cuantos días fue impartida, por parte del Comité Florencia Nightingale, la capacitación del taller teórico-práctico ‘’Bordando nuestras reglas’’, a voluntarias de CADENA en distintas regiones del mundo: Cadena Colombia, Cadena Argentina y Cadena South Africa . Este taller tiene como objetivo combatir la pobreza menstrual que actualmente afecta a millones de mujeres en todos los países. De acuerdo con datos de la ONU, se estima que 1 de cada 10 niñas faltan a la escuela durante la menstruación, provocando conflictos en su desarrollo, empoderamiento y ejercicio de derechos, como el acceso a la educación. La pobreza menstrual es la falta de acceso a información, productos y a condiciones de seguridad e higiene en torno a la menstruación. A lo largo de la capacitación a las mujeres de Sudáfrica, se abordaron 3 temas principales: la menstruación desde la perspectiva médica, psicológica y el empoderamiento de la mujer a través de la menstruación. Por último, se brindó la explicación para la elaboración de sus propias toallas menstruales ecológicas. Continuamos mejorando realidades alrededor del mundo.
https://cadena.ngo/wp-content/uploads/2021/12/263856146_4704203556293553_1589242386351731168_n.jpeg10801080Editorhttps://static.cadena.ngo/images/logo-cadena.pngEditor2021-12-15 10:00:222021-12-15 10:34:35Comité Florencia Nightingale: CADENA Colombia, Argentina y Sudáfrica
500 families received food parcels last week to help them through this challenging time. A huge thank you to the Jewish National Fund of South Africa for arranging this project, it was a great honour to work together on this.
Thanks to Ilan Goldberg for joining us and to Dean Krain for the photos.
https://cadena.ngo/wp-content/uploads/2020/08/117822228_2597827903862193_7357910426946875929_o.jpg13652048Editorhttps://static.cadena.ngo/images/logo-cadena.pngEditor2020-08-24 20:58:412020-10-19 12:04:36Delivering food parcels to the families: #CadenaSouthAfrica
CADENA SA celebró una ceremonia de plantación de árboles en la Escuela Primaria Junior King David Linksfield en honor a Tu B’Shvat. Los alumnos plantaron árboles autóctonos y la pasaron muy bien ensuciándose las manos.
Un enorme agradecimiento a nuestro orador invitado Ben Masalesa de City Parks Johannesburg y al Rey David Linksfield por hacer posible este día.
https://cadena.ngo/wp-content/uploads/2020/02/84718940_2437017946609857_5486978371709566976_o-e1582050925778.jpg573640Dirección Comunicaciónhttps://static.cadena.ngo/images/logo-cadena.pngDirección Comunicación2020-02-18 12:36:142020-02-18 12:36:16CADENA SA planta árboles
Las comunidades seminomádicas de Turkana (Kenia) están en jaque: sus ganados han muerto, sus plantíos también. No hay agua ni comida. El fenómeno meteorológico El Niño Turkana y el calentamiento global los han orillado al borde de la existencia.
Por eso CADENA realizó una misión para ayudar. El 27 de mayo, el grupo de 26 voluntarios –de Sudáfrica, Estados Unidos y México—partió de Nairobi a Lodward en avión, donde pasaron una noche para tomar otra avioneta y llegar a Turkana; una vez ahí, tomaron Jeeps para atravesar, durante cinco horas, un interminable desierto.
26 voluntarios –de Sudáfrica, Estados Unidos y México— frente al Jeep en el campamento de ayuda.
La misión se coordinó desde marzo 2019. Abril Páez, Directora de Emergencias, llegó a
Nairobi cinco antes de que llegaran los voluntarios, para conseguir medicinas,
comida y pruebas de malaria junto con la directora de Misiones Internacionales,
Erika Glanz.
“Durante los vuelos, los paisajes eran increíblemente áridos”
dice Sofía Tuachi, voluntaria mexicana de 20 años que trabaja en la Comunidad Sefaradí,
“era un color café homogéneo, no se veía ni una sola señal de agua.”
Manos a la obra
Después de más de 25 horas de viaje, el convoy por fin llegó a su base de operaciones, un pequeño campamento—sin agua, ni luz, ni baños—en la mitad del desierto. Inmediatamente después de llegar, los voluntarios se dividieron en grupos para atender a los niños, organizar la ayuda y separar las medicinas.
“De pronto se escuchó un ruido muy fuerte,” comenta
Tuachi, “nos acercamos y vimos que miles de señoras estaban cantando y bailando,
era una bienvenida. Me senté con una señora mayor que se llamaba María, que me
tomó de las manos y entré en un tipo de trance. No sentía nada, solo calor. Y
de repente abrí los ojos y una niña estaba llorando en frente de mi. Le sonreí.
Se sentó en mis piernas y me abrazó: fue un momento de claridad.”
Mientras esto sucedía, la doctora de la misión Sofía
Canales Albarrán ya había organizado un pequeño consultorio en una construcción
de dos cuartos junto con Derrick, un doctor local y Joseph, quien le ayudó a coordinar
las visitas.
“El reto principal fue conseguir un traductor. Yo había estudiado algunas frases en suajili, pero ahí hablaban un dialecto que se llama Nturkana. Un niño, Columbus, me ayudó en esto. Fue mi mano derecha durante toda la misión.”
Dra. Sofía Canales Albarrán
Derrick, Columbus, la Dra. Canales, y Joseph frente al consultorio temporal.
Labor incansable
Aquel primer día, Canales trabajó ocho horas sin descansar, mientras que afuera del consultorio más de ochenta personas se formaban para recibir consulta médica por primera vez en su vida.
Canales, que ha realizado siete misiones humanitarias—cinco
cortas en México, una estancia de seis meses en Vietnam y una, de un mes, en la
India—dice que nunca ha visto nada igual: “No importa cuánto te lo platiquen. Nada
te prepara para ese shock.”
Durante los 4
intensos días de la misión—mientras los demás voluntarios entregaban comida,
jugaban con los niños, enseñaban el uso de toallas sanitarias y entregaban
lentes— Canales atendía de 60 a 70 pacientes por día.
Entre ellos: una
señora que no podía caminar por una severa infección estomacal; una joven a la
que una espina de siete centímetros le había atravesado el dedo del pie; y un
bebé que tenía neumonía y requería de terapia intensiva: “Era el bebé más
desnutrido que he visto en toda la misión” comentó Canales, “un niño de tres
años que no se podía parar porque sus piernas no le aguantaban el peso del cuerpo.”
Por su parte, Tuachi, que pasó el tiempo con los niños, pensaba
que la despedida iba a ser brutal: “Al final del periodo, en el camión de
regreso, pensé que iba a ser un manojo de llanto. Pero al final salí con una sonrisa
y el corazón lleno. No importó el hecho de no tener baños, o estar a la
intemperie. El fin siempre fue entregarse por completo. Y eso me dejó mucho más.”
Resultados de la misión
En total, en la misión se donaron gafas de sol (para cataratas), cepillos de dientes, toallas sanitarias ecológicas, ropa de bebé, zapatos, suministros escolares y 21 toneladas de comida a 9.119 personas—entre ellos 1.718, mayores de edad y 2.219 niños. Además, se atendieron a 262 personas.
Esta no es la primera vez que realizamos este tipo de misiones; desde hace cinco años visitamos Kenia con el afán de ayudar, y el próximo año regresaremos para brindar ayuda a los que más la necesitan.
El compromiso humanitario trasciende fronteras. Como organización internacional, movemos mar y tierra para llegar a dar un poco de esperanza a los que viven en los lugares más recónditos del mundo.”
Benjamín Laniado, Secretario Gral. de CADENA
https://cadena.ngo/wp-content/uploads/2019/06/turkana-featured.jpg6751200Abigailhttps://static.cadena.ngo/images/logo-cadena.pngAbigail2019-06-24 11:34:492019-10-20 15:42:12Humanos al borde de la existencia: Crónica de la misión a Turkana
Llegar a Mozambique tras el paso del Ciclón Idai fue un encuentro con la realidad. Una vez más, se juntaron la pobreza, la vulnerabilidad y los fenómenos naturales; de nueva cuenta, estuvimos de pie ante este cuadro que no tiene piedad.
Al llegar a la ciudad de Beira, nos unimos al cluster de Naciones Unidas; ahí nos dimos cuenta que más allá de lo complejo que es entender el flujo de información, los actores humanitarios que toman el liderazgo entre todas las agencias y las ONG´s como nosotros, representan un verdadero triunfo de la humanidad, pues con una mirada profunda, sin importar la raza, las creencias, culturas, nacionalidades, múltiples idiomas o el color del uniforme, todos los presentes trabajaron por un único objetivo: traer esperanza y ayudar a la gente de Mozambique.
No tengo duda, el mundo debería de ser como un cluster.
Después de recibir el informe del cluster, salimos hacia un distrito llamado Nhamatanda. En el camino paramos en cada campamento que albergaba a cientos de familias en tiendas de camapaña. Todos los que estaban ahí, lo perdieron todo, su casa, sus pertenencias…
Instalamos a nuestro paso decenas de filtros, pero cada instalación fue un reto. La gente sentía desesperación al ser difícil entendernos, el portugués y el español parecen idiomas similares, pero en realidad no lo son. Ante estas dificultades, pasamos al idioma corporal, al carisma de Yair, a la autoridad de Salo y la nobleza de Mendy. Nos resultó mejor.
En un sólo día logramos instalar agua potable para más de 4 mil personas.
También repartimos lámparas solares, una por cada carpa. Fueron muy bien recibidas, la zona continúa sin luz y cuando cae la noche, se quedan iluminados sólo a la luz de un pequeño fuego que prenden afuera de las carpas.
Con las lámparas, empezamos explicando qué son, cómo cuidarlas y cómo funciona una fotocelda. En muchos países damos por sentado que el agua potable y la luz son un derecho, pero en Mozambique no es así.
Paso el tiempo, repartiendo lámparas y filtros se nos hizo de noche en el último campamento, terminamos el trabajo en oscuridad completa, pero pudimos ser testigos de la utilidad de las lámpara solares.
En definitiva, lo mejor de aquel día fue ver como nuestra gente de Cadena puede sacar miles de carcajadas a cientos de niños a la vez: juegos, chistosadas sin parar y de pronto, todo el campamento estaba pasando un momento increíble que nadie olvidará, porque a pesar de la adversidad bailaron, cantaron y rieron sin detenerse.
Se puede ver que nadie está atiendiendo la parte emocional de esa manera, en CADENA pensamos que gran parte de la resiliencia se consigue con la fortaleza interna y que esa fuerza llega más fácil con buen humor, con mejor actitud, jugando, olvidando por un momento la situación lastimosa que recién vivieron.
Las sonrisas que provocamos en los campamentos se escucharon desde lejos y podemos ver como se le contagia a los adultos también. Eso nos llena.
Cada día en Mozambique logramos terminar muy satisfechos con nuestro trabajo. Cada día logramos reafirmar que vivir para ayudar, es la única forma de vivir.
Viajé al campo de refugiados Kakuma la semana pasada como miembro de la recién inaugurada CADENA Sudáfrica: el donativo lo realizó el Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México y se implementó junto con Fundación CADENA, ISRAID, y el International Rescue Committee.
Llegamos en medio del calor extremo, el viento y la desolación. Fuimos recibidos por los Turcanos y sus cuellos largos; las mujeres con sus bufandas coloridas caminaron junto a nosotros: los niños corrían tras el convoy. Kakuma quiere decir “ningún lugar” en swahili: no hay donde ir, no hay donde trabajar, no hay futuro, no hay agua (más que de pozos) y no hay comida, ya que el Programa Mundial de Comida ha reducido en 50% su presupuesto. A los niños del campo les dan solo dos comidas al día. Uno, en forma de polvo, por la mañana; y otra, comida genéticamente modificada, en la tarde.
Cuando llegamos, los 6 concentradores de oxígeno, la máquina de ultrasonido (¡la primera del campo!) y los cientos de cajas llenas de crema de cacahuate para los niños ya había sido entregada. Pasamos un grupo de mujeres sosteniendo a bebés enfermos esperando a que los atienda un doctor. Una madre con un bebe me agarró de las manos. El sudor se había formado sobres su ceja; me estaba pidiendo que salvara a su bebé, me dijo el traductor. Tuve que voltearme para esconder las lágrimas.
En aquel momento sentí la presencia de mi abuela, Trude Schowald, que tenía 19 años cuando la liberaron del campo de concentración.. Trude y su hermana sufrieron el horror de Auschwitz y la Marcha de la Muerte para llegar a un campamento de refugiados de Bélgica, donde conocieron a otros sobrevivientes, se casaron y comenzaron el arduo proceso de reconstrucción de sus vidas.
Ella tenía nueve meses de embarazo cuando su barco fue devuelto del puerto de Haifa a Chipre: mi abuela, horrorizada de que su hijo naciera en un campamento, logró bajarse en Israel, fingiendo un parto. Mi padre nació en Haifa algunos meses después: le llaman Joseph en nombre de “Yossi”, uno de los hijos de Trude que mataron los Nazis.
Kakuma me enseñó que la crisis de refugiados no ha acabado—cientos de personas llegan a Kakuma diariamente. No estamos preparado para los fenómenos que desatarán grandes migraciones. Estamos siendo testigos de los efectos devastadores del calentamiento global.
En 20 años (o menos), el incremento en el nivel del mal hará que los estados del golfo sean inhabitables. Los recursos se están volviendo escasos y los refugiados se están convirtiendo en una carga financiera para los estados nación. Estamos viviendo en un momento histórico en donde debemos asumir responsabilidad colectiva e individual en niveles medioambientales, económicos y sociales. En Kakuma me cayó el veinte de todas estas complejidades— y el conflicto que está causando, en Israel, la política de expulsar a 40,000 refugiados.
A través de organizaciones como CADENA e Israid, el pueblo judío puede continuar en el apoyo de emergencia y apoyo a refugiados. Si son “suertudos”, algunos de los 40,000 de los deportados acabarán Kakuma, donde podrán recibir apoyo de IsrAid para sanar del trauma reciente.
– Michalya Schonwald Moss
CADENA Sudáfrica
https://cadena.ngo/wp-content/uploads/2018/02/kakuma-featured.jpg6751200Abigailhttps://static.cadena.ngo/images/logo-cadena.pngAbigail2018-02-12 13:52:102019-10-20 15:42:31Kakuma: La crisis de refugiados continúa
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