Al participar en CADENA, tu compromiso puede pasar de ser algo esporádico a ser algo constante. Cuando cumples con un número mayor a tres intervenciones, dejas de ser persona voluntaria y te conviertes en persona humanitaria. Esto significa que tu compromiso ya no es algo irregular, sino cotidiano. Te vuelves consciente de que puedes irrigar cada una de tus acciones diarias con una esencia humanitaria.
Al llegar a este momento, recibes tu chaleco de persona humanitaria. Ahí vas colocando, uno a uno, los parches correspondientes a las actividades en las que participas.
Tipos de voluntariado
Dentro de nuestro trabajo humanitario, hay un grupo que se especializa en la búsqueda y rescate, uno que se enfoca en evaluaciones de necesidades, otro que cuenta con conocimiento en sistemas de captación de agua, y otro que tiene habilidades en perspectiva de género. Cada uno se involucra en programas de capacitación especializada en sus respectivos temas de interés.
En cada intervención, el equipo se divide en distintos roles para desempeñar las actividades del día. Primero están las personas que lideran y co-lideran la intervención. Luego, el voluntariado profesional: personas entrenadas en fotografía, medicina, odontología o psicología. Finalmente, el voluntariado general. Cada persona voluntaria usa una playera de un color distintivo.
Chaleco virtual
Explora en este chaleco virtual las historias de nuestro voluntariado y personas humanitarias.
Turkana
“En Turkana tuve que mantener una apertura a los encuentros con el otro. Uno de estos encuentros sucedió en Lodwar, un pequeño poblado en el que visitamos una escuela de niñas. Yo llegué como asistente de medicina; empecé encargándome de tomar algunos datos de las pacientes que se acercaban. Por el contexto, comenzaron a surgir diálogos sobre distintos temas de salud.
Hubo un caso en particular que se quedó conmigo: el de Brenda, una adolescente de 13 años. Su mirada delataba una curiosidad muy singular. No me lo esperaba, pero ella me estaba viendo con la misma fascinación con la que yo observaba a Turkana, un entorno muy poco familiar para mí. Me hizo preguntas sobre mi estilo de vida, y descubrí que muchas cosas que yo tomaba por sentado en realidad podían ser de otro modo. Por ejemplo, cuando le conté que vivía con mi familia y mi perrita, ella me respondió que en su comunidad acostumbraban a matar a los perros.
El intercambio fue tan extraño como enriquecedor. Finalmente, encontramos un tema que nos atravesaba a ambas: la menstruación. Hablamos de que es un proceso que nos recuerda que somos mujeres. Juntas, descubrimos que teníamos un campo en común a pesar de venir de contextos tan disímiles”.
Ucrania
Go Team
Guajira 2022
Perlita Esquenazi, una voluntaria de CADENA Colombia, asistió a su primera intervención en La Guajira, una zona ubicada en el extremo noroeste del país. Ella fue para dar el taller de toallas ecológicas, Bordando Nuestras Reglas.
Perlita recuerda con más cariño el segundo día de la intervención, en el que visitó una comunidad Wayúu. Para llegar, el equipo tuvo que atravesar el desierto durante por lo menos tres horas en camioneta. Cuando Perlita se encontró con las mujeres con quienes iba a impartir el taller, comenzó a notar que la mayoría hablaba wayunaiki y que muy pocas entendían español. Antes de la intervención, ella había intentado prepararse leyendo de la cultura de la comunidad, pero estando consciente de que probablemente cualquier intento de absorber información se quedaría corto ante la experiencia de estar allí. En ese momento, Perlita confirmó esa sospecha de que nunca es posible saber exactamente qué esperar. Mientras intentaba pensar en cómo dar el taller, ella notó un rostro familiar entre el público. De inmediato reconoció que era una mujer que había estado en el primer día de la intervención y, antes de que pudiera pedírselo, se acercó a ofrecerle ayuda. Le enseñó algunas palabras básicas en wayunaiki y unos cuantos conceptos necesarios para dar el taller: menstruación, sangrado, salud.
Al principio, Perlita sentía un poco atropellado el flujo del taller. Además de la diferencia de idioma, en la comunidad existían muchas barreras culturales alrededor del tema de la menstruación. Pero, entre los intentos de comunicarse y la actividad compartida de coser las toallas, pronto entraron en confianza. De ahí, todas expresaron sus experiencias y dificultades con la menstruación: muchas de las mujeres debían usar trapos, algunas otras tenían que sentarse en huecos. Parecía que la falta de acceso a productos menstruales era algo que tenían en común. Si querían comprar toallas desechables, por ejemplo, debían recorrer el mismo trayecto de tres horas por el que había tenido que pasar el voluntariado, sólo que ellas debían hacerlo a pie.
Después de esta intervención, Perlita reafirmó la importancia y la riqueza de los intercambios culturales. A pesar de la distancia, tanto por el idioma como por la forma de vida, las mujeres pudieron crear un espacio de comunicación y de empatía. Y de eso se tratan las intervenciones.
Guatemala
Juventud CADENA
Providencia
En el 2020, desplegamos una intervención a Providencia, Colombia, tras el paso de un huracán de categoría 5. Daniel Getzel, quien fue voluntario en la intervención, cuenta que la isla quedó completamente devastada. Los hogares estaban colapsados, enterrados por los escombros del ecosistema del lugar. El huracán provocó que los servicios de electricidad se dañaran, por lo que las personas locales habían pasado algunas noches sin luz, completamente en las tinieblas.
El equipo de CADENA llevaba insumos de emergencia, entre ellos lámparas solares, que entregaron inmediatamente a la comunidad. Getzel narra que lo que más lo conmovió fue un momento durante la noche, después de un arduo día de trabajo alrededor de la isla. Mientras caminaban por la zona, él y el equipo empezaron a notar que las lamparitas se encendían, una a una, en cada una de las casas. El poblado comenzó a cobrar vida mientras la iluminación se extendía a través del territorio. Para Getzel fue un momento de esperanza y de humanidad, donde se volvió consciente de que la oscuridad y la luz son elementos que convergen tanto en la acción humanitaria como en la vida misma.
Agua YA
El creador del proyecto, Andrés Rubinstein de CADENA Costa Rica, narra que su motivación principal para desarrollar Agua Ya fue ver el consumo de agua altamente contaminada, y el riesgo de salud que representaba para miles de personas. Él sigue trabajando duro para mejorar las condiciones sanitarias de su país, y su proyecto se está reproduciendo en otros lugares, incluyendo en México.
David Benaim ha participado en varias intervenciones de Agua Ya en Huatulco y otras regiones del territorio mexicano. Es un proyecto que se ha convertido en un compromiso frecuente para él, y que le ha dejado una serie larga de momentos memorables.
En una ocasión, él y un equipo de personas humanitarias instalaron un sistema en una escuela. Eligieron un punto que daba a una cancha muy amplia, donde al otro lado estaba el edificio de la municipalidad. Había mucho por hacer: transportar el material y las herramientas al sitio, acomodar los tinacos, los bloques de concreto y las canaletas. Todo el equipo se entregó a la tarea; cada quién sabía qué le correspondía y rápidamente se enfocó en ello. Se creó un ambiente de concentración y dedicación en conjunto, como suele pasar en las intervenciones de Agua Ya.
David recuerda que en cierto momento comenzó a aparecer una gran cantidad de gente de la comunidad, que venía dispuesta a ayudar e involucrarse en el proceso de construcción del sistema. Pronto se integraron al trabajo, y con esa colaboración parecía que cada paso fluía con más facilidad.
Uno de los voluntarios locales era plomero. Según cuenta David, él demostró un compromiso particular con la instalación; se veía conmovido por la atmósfera de apoyo mutuo y coparticipación que se generó entre las personas humanitarias y las personas de la comunidad. Al final del día de trabajo arduo, cuando el sistema ya estaba terminado y listo para funcionar, el plomero se acercó con el equipo y ofreció seguirlos a la siguiente comunidad para continuar colaborando con el voluntariado.
Unas semanas después, cuando David y el equipo regresaron a una segunda intervención, el plomero se incorporó. Se quedó durante el proceso completo de instalación, a pesar de que eran sesiones largas de trabajo y solían terminar tarde. Incluso estuvo dispuesto a recorrer los trayectos hacia cada sitio en su moto.
De esta y otras experiencias, David ha concluido que una de las partes esenciales del proyecto de Agua Ya es la hermandad que se genera a través del trabajo en conjunto. El proceso de instalación —desde mover el material y colocar los tinacos hasta los toques finales— potencia un clima de complicidad con un objetivo en común.