La importancia de la difusión

Como escritora y correctora de estilo, me he encontrado con muchos contextos cerrados a lo largo de mi carrera: desde la academia, hasta el mundo editorial. Al ser redactora y al trabajar en el mundo humanitario y académico, he notado que en este tipo de comunidades suele haber una actitud un tanto protectora sobre el conocimiento. De alguna manera, la exclusividad sigue considerándose como una ventaja o una cualidad deseable, el control y dominio sobre quien tiene acceso a estos conocimientos sigue estando latente.  A pesar de que la información se ha convertido en algo mucho más disponible en los últimos años, todavía parece codiciable ser parte de un grupo separado que conserve conocimientos accesibles solo para quienes pertenezcan. Pero pienso que debemos cuestionar esta inclinación sumamente elitista ya que sólo unas cuantas personas, quienes tienen el poder, los contactos, las conexiones y las oportunidades, pueden acceder a este conocimiento. Además, cuando algo se basa en la exclusión y el bloqueo, no es poco común que termine por desaparecer. 

 

Lo que me lleva a cuestionar lo siguiente: ¿Es importante difundir el conocimiento?, ¿tenemos la responsabilidad de que los saberes recorran la sociedad, en lugar de mantenerlos entre un grupo selecto de personas? Para responder, hay que pensar que el conocimiento no se crea a partir de individuos u organismos aislados, sino que su punto de origen siempre es la comunicabilidad. Es decir, se construye dentro de redes de personas que se comunican, se entienden y se validan entre ellas. Es un producto colectivo. 

 

¿Cómo surge este producto colectivo? ¿Cuáles son las razones más concretas por las que es importante difundir el conocimiento? Antes, hay que decir que la difusión es el conjunto de acciones y medios para aumentar la disponibilidad de diferentes tipos de conocimiento especializado. Con la difusión, el público en general (no solamente el público experto) puede recibir herramientas para aprender de formas más autodidactas. Desde CADENA estamos pensando en nuevos ejes y nuevas estrategias para participar en esto último, lo cual incluye a este blog.

 

En primer lugar en CADENA, reconocemos que difundir promueve el pensamiento crítico. Al abrir la posibilidad de acceder a distintas perspectivas, opiniones y argumentos, impulsamos a quienes nos leen a revisar sus creencias al contrastarlas con puntos de vista ajenos a los suyos. Esto es importante por lo que mencioné anteriormente: el conocimiento es un producto colectivo. Si podemos dialogar por distintos medios, permitimos que la información fluya, se adapte y cambie de acuerdo a las necesidades de una sociedad en un momento determinado. 

 

La difusión permite abrir canales para llegar a todo tipo de audiencias. Hacer disponible la información asegura que ésta no se quede entre los grupos “expertos”; asegura que personas de contextos y orígenes varios tengan la oportunidad de alcanzar contenidos educativos ricos y confiables. No quiere decir que llegaremos a todo tipo de públicos, pero sí que evitaremos la exclusividad o incluso el sectarismo del conocimiento. Es decir, la difusión evita que encerremos el discurso sobre sí mismo.

 

Algo relacionado con lo anterior es que el conocimiento, además de ser un producto colectivo, es una forma de crear comunidad. Es decir, funciona en las dos direcciones: al convivir con personas distintas generamos saberes, y los saberes son un motivo para vincularnos con personas distintas. Por lo tanto, difundir el conocimiento es una forma de ampliar redes.

 

Estos primeros tres puntos refieren a las ventajas de la difusión en general, pero, ¿por qué es deseable hacerlo desde CADENA? Aunque estas tres razones también son importantes para una organización humanitaria y educativa como CADENA, pienso que hay otros motivos particulares que hay que mencionar:

 

Primero, es parte de la transparencia. Difundir información sobre lo que hacemos y por qué lo hacemos implica visibilizar desde dónde actuamos. En este blog no solo será importante preguntar qué puedo hacer, sino por qué es necesario o relevante que lo haga. Pienso que compartir las razones de fondo de nuestros proyectos no sólo será enriquecedor para quienes nos leen, sino que hará que tengamos un panorama más completo de las problemáticas, los contextos, los trasfondos y los altibajos de la acción.

 

El activismo no se reduce a ir a campo o a intervenciones. Cambiar las formas de pensar también es una forma de activismo. La lectura, la escritura y la educación tienen efectos en el mundo. Entender el actuar como la producción de efectos —que además deben ser evaluados según su utilidad— puede ser muy limitante. Claro que es importante, pero centrarse solo en ese tipo de activismo impide que veamos puntos más intrincados de la red necesaria para transformar al mundo.

 

Por los motivos mencionados, la difusión es de suma importancia dentro de los espacios de ayuda humanitaria, ya que desde el conocimiento también se generan redes de apoyo. Tanto la difusión y los procesos de creación de conocimiento colectivo son una manera de transformar realidades, uno de los objetivos principales en CADENA y de nuestro trabajo como personas humanitarias.

 

1. (el gatekeeping) Por ejemplo, la falta de accesibilidad a artículos y textos académicos, los numerosos filtros para entrar a universidades y espacios educativos, y los prejuicios de género, raza y clase al entrar en la academia son algunas formas de gatekeeping.

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